Tanto si crees que puedes como si crees que no puedes, estás en lo cierto.
Henry Ford, fundador de Ford Motor Company
Todos hemos sido víctimas en algún momento u otro de la duda que nos hace preguntarnos si somos capaces, dignos o aptos para enfrentar los retos que suponen lo único que no cambia. El cambio, el reto y la adversidad pueden hacernos presa de nuestras dudas y privarnos de todo aquello que nosotros anhelamos, pero solo si se los permitimos.
Bajo el entendimiento de que la creencia es el prerrequisito de la acción, hoy deseo compartirte algunas ideas que he atestiguado como antídotos para la carencia de confianza personal y para la elevación de tu autoestima personal. Cada una de estas actividades, a la vez, dependen de algo más, pero también impulsan hacia un círculo virtuoso la elevación de tu creencia y confianza en tus capacidades.
1. Reconoce objetivamente dónde estás como punto de partida hacia la meta
La disciplina, tenacidad, constancia y perseverancia requeridas de tu persona cambian en función de la magnitud de la meta, claridad que debes tener como prerrequisito para reconocer que la confianza en ti mismo deberá ser mayor. El dicho que reza: “Todo lo bueno de la vida cuesta”, es tan cierto y más común de lo que imaginas.
2. Haz las paces con la frustración que supone equivocarse
El problema con el error en nuestras vidas, NO es el error en sí mismo, sino el hecho de que nos apegamos emocionalmente a él y lo identificamos como una fuente de dolor y de aversión; y por tanto lo evitamos, cuando es en realidad el mejor maestro cuando se le mira desde una perspectiva de aprendizaje para aplicar en actos futuros eso que nos enseñó.
3. Reduce el número de metas que deseas lograr
El autor Dan Tomasulo —discípulo de Martin Seligman—, en su libro Learned Hopefulness (Esperanza Aprendida), esboza una muy convincente defensa de la práctica de no tener muchas ni grandes metas, sino de pensar en nuestros anhelos en términos de “micrometas”, las cuales arrojan un doble beneficio: son más fáciles de ir consiguiendo, lo que a su vez tiene un efecto poderosísimo en nuestra autoestima.
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4. Rodéate del contexto propicio para creer
Leer, conversar, ver, escuchar y cualquier experiencia sensorial con una persona, un libro, una historia o alguna circunstancia que te demuestre que aquello que deseas es posible eleva tu creencia cada vez más de lo que crees que se puede. Y a medida que tus sentidos procesen este tipo de información, la confianza dentro de ti necesaria para que tú lo logres crecerá.
5. Imagínate a ti mismo como si ya hubieses logrado tu meta
La neurología ha demostrado que nuestro cerebro activa las mismas neuronas cuando nos imaginamos una acción que cuando la llevamos a cabo. La visualización de lograr nuestra meta en nuestra mente de manera repetitiva “hackea” nuestro cerebro y genera los químicos necesarios que a la postre nos hacen sentir más capaces de nuestro logro, lo que por supuesto tiene que ser adicionado con acción.
6. Mira hacia atrás para evaluar tus metas pasadas
Si bien este paso va en contra del consejo popular, te recomiendo que lo hagas de vez en cuando, pues puedes desprender de tu pasado dos beneficios importantísimos: darte cuenta de qué cosas puedes y debes mejorar en el caso de tus errores, y más importante aún, reconocer tus triunfos, por más pequeños que te parezcan a primera instancia, como combustible de tu creencia para la acción futura.
