Seis características necesarias para hacer de las metas realidades de éxito

La mayoría de las personas entendemos la relación entre un sueño, anhelo o proyecto y una meta. Las metas son el “cómo” requerido parra manifestar el “qué” en nuestras vidas de manera específica. En otras palabras, las metas son el puente entre la idea y la realidad manifiesta, tanto para individuos como para compañías.

Sin embargo, y lamentablemente, a la mayoría de las personas les genera frustración, enojo y hasta temor plantearse nuevas metas cuando las anteriores no han funcionado, creando así un circulo vicioso de carencia de resultados positivos aun cuando existe un esfuerzo.

Por ello, hoy quiero compartirte algunas características cruciales para que tengas mayores probabilidades de alcanzar tus metas.


1. Entender que requieren no solo acción, sino reflexión y planeación

James Allen, escritor Inglés de finales del siglo XIX, escribió en su obra Como un Hombre Piensa que toda manifestación de éxito primero es concebida en tu pensamiento como una idea, por lo que te invita a llevar a cabo tres actividades para elevar las probabilidades de éxito de tus anhelos:

  1. Reflexionar: creer que puedes lograr tu meta; ser consciente de tu perspectiva y actitud.
  2. Planeación: establecer con toda claridad el qué, cuándo y cómo llevarás a cabo un proceso ordenado de esfuerzos, hábitos y acciones encaminadas al éxito deseado.
  3. Actuar: pero no con cualquier tipo de acción, sino que sea específica, pequeña pero consistente y perseverante pero siempre aleccionadora.


2. Cada una expresa una realidad ineludible

El camino para un mejor desempeño, un cambio positivo y el crecimiento, tanto para empresas como para personas, está custodiado por el guardián de la resiliencia. Y he aquí la ironía: todo aquello que es bueno de la vida cuesta. Y mientras mas grande sea tu meta, mayores serán la adversidad a solventar y la resiliencia a construir.

En este sentido, ser resiliente es ser mejor a partir de la adversidad; debes enfrentarla, pero también tienes que seguir adelante siendo mejor en cada nuevo intento a partir de lo aprendido. Muchas veces, el mejor camino a seguir es suspender el pensamiento y lanzarte a la acción, especialmente cuando la reflexión y planificación incrementen tus temores.

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3. Deben ser claras

En la vida de las compañías y las personas, la claridad es la madre del enfoque y la abuela de la ejecución. Primero, debes lograr que tu meta sea especifica y detallada. ¿Por qué deseas dicha meta?; ¿qué la hace noble, aspiracional o valiosa? Una vez que la tengas, procura que cumpla con las características del acrónimo SMART.

Recuerda también la importancia del enfoque, que no es otra cosa que la claridad entre lo que que sí y lo que definitivamente no harás durante el proceso de procurar tus metas. Y tampoco te olvides de la ejecución, que es cuando la llanta toca el pavimento. Los resultados no se basan en tus deseos ni en tus metas, sino en la consistencia de tus acciones.

Lee también: ¿Por qué no alcanzas tus metas? 10 cosas que debes evitar en tus acciones y en tu mentalidad


4. Toda meta conquistada será siempre el resultado de un proceso

Vives en una sociedad en la que hay poca paciencia para todo; los clientes, las parejas, los trabajadores, etc., son impacientes, y también escépticos, incrédulos, y cínicos. La frase “Ver para creer” es el mantra de nuestra generación.

Esta realidad te priva de la humildad y la sensatez necesarias para aceptar que todo lo que te propongas será resultado en el tiempo de un proceso, que requiere paciencia, aceptación y, muchas veces, parsimonia. De esto viene el enorme valor de la frase “Enamórate del proceso y divórciate del resultado”.

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5. Tu poder más grande es elegir el significado de lo que le pasa con ella

En su libro El Hombre en Busca de Sentido, Victor Frankl se cuestiona cómo es que una misma circunstancia puede revestir un significado completamente distinto para dos personas. Este concluye que el fiel de la balanza de la interpretación subjetiva se llama elección de tu perspectiva: ¿en qué rol decides colocarte ante lo que sucede en la vida. espectador o protagonista?

Lo único seguro a partir del momento que te plantees una meta es que tendrás sorpresas que superar, y muchas veces serán desagradables. Entonces, tendrás que escoger si son “problemas” —lo que les confiere un significado emocional y una predisposición mental tuya a cerrarse o huir— o retos.

No alcanzar una meta es fuente de conocimiento y no un fracaso irremediable. El punto es que te levantes siempre.


6. Piensa tus metas propias en términos de cómo impactan a otras personas

Finalmente, y como he atestiguado en el curso de mi vida personal y práctica profesional, te invito a que concibas tus metas siempre desmarcándote de ellas y pensando siempre en el impacto positivo que han de tener en otros; deja en un segundo plano los beneficios personales.

Esta es la ironía por excelencia que enunció hace casi 50 años Zig Ziglar:

En la medida en que le ayudes a cada vez más personas a lograr lo que ellos desean de la vida, esta —por medio de un mecanismo tan enigmático como ineludible— te regresará a ti a manos llenas lo que tú desees.

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