Las creencias son la antesala, el punto de partida y el prerrequisito básico para obtener resultados; forman parte de una secuencia que, cuando entendemos y ejecutamos, nos confiere el rol de directores, productores y protagonistas de la historia de nuestras vidas.
(Las creencias) no son el final del camino; no son ni siquiera el comienzo del final. Si acaso, son el final del comienzo (de la construcción de nuestra realidad).
Sir Winston Churchill
Muchas personas no somos conscientes de la importancia del rol que juegan nuestras creencias en la conformación de nuestra historia de vida. De hecho, estas son el motor, el combustible y el camino que precede a los resultados prácticos que materializamos en nuestra vida.
Es sumamente común encontrar —ya sea por desconocimiento o por franco escepticismo— personas que, sin la consciencia sobre las creencias descrita lineas arriba, se “tropiezan” con los resultados de sus vidas, lo cual es lamentable, pues nos priva de nuestro poder más esencial: la capacidad de moldear nuestro destino.
¿Cómo es que las creencias determinan nuestra realidad?
Nuestras creencias son como un par de anteojos que utilizamos todo el tiempo —lo sepamos o no— y que determinan la manera en que vemos el mundo. Sin embargo, su peculiaridad es que, además, precisan cómo nos vemos a nosotros mismos en ese mundo, además de generar expectativas en nosotros de todo y de todos, lo que a su vez genera acciones, que deben ser congruentes con las primeras.
El tema de cómo es que nuestras creencias surgen, y cómo podemos cambiarlas, es uno tan apasionante como importante para todos, pero eso es para otro artículo. Baste aquí afirmar que, efectivamente, nuestras creencias pueden —y deben— ser desechadas cuando, en lugar de ayudarnos, nos estorben.
¿Cuáles son las creencias que las personas exitosas tienen en común?
Me considero un eterno y apasionado estudiante del éxito, la felicidad y el alto desempeño; y una y otra vez ratifico que dos de los rasgos comunes entre las personas exitosas son, primero, sus creencias, y segundo, su ejemplo, que nos recuerda a todos que el éxito puede modelarse. Entonces, ¿cuáles son las creencias que los caracterizan? Veamos.
1. Son conscientes de sus creencias y saben de su importancia
Así como el primer paso para resolver todo reto es ser consciente de este, para ejercer intencionalmente el poder de nuestras creencias, las personas exitosas primero reconocen sus creencias, de manera que puedan contrastar la utilidad y la alineación de esas creencias con las acciones que toman —o que deberían tomar— para conseguir los resultados que desean.
2. Definen introspectiva y personalmente lo que significa ser “exitoso”
En un contexto como el actual, en que todas partes y a todas horas el mercado nos alimenta con ideales y estereotipos del éxito basados en consumo, dinero, fama, y poder, las personas exitosas son capaces de hacer zoom out y determinar por sí mismas su definición y parámetros del éxito. En una conferencia que expuse sobre el éxito, un hombre en la audiencia me comentó que su éxito más grande era ser considerado un buen padre, ¿y cómo contradecirlo?
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3. Creen en sí mismas (pero, espera, ¿qué significa eso?)
Esto que has escuchado o leido una y otra vez no debe entenderse metafóricamente, sino de manera puntual y con sus efectos prácticos. Cuando digo que “creen en sí mismas”, me refiero a que creen en su poder de determinar el significado de todo aquello que les sucede por medio de una perspectiva que nutre sus ideales. Lo que significa que pueden siempre ver oportunidad en lugar de adversidad, independientemnte de la circunstancia. En palabras de Carol Dweck, tienen una “mentalidad de crecimiento.”
4. Creen en su poder de elegir el significado de todo
Estrechamente relacionada con la anterior, esta creencia compartida por las personas exitosas permite que las circunstancias aleatorias que la vida les arroja no tengan mayor significado que el que ellas mismas les den, lo que a su vez tiene el poderosísimo efecto de determinar las acciones a seguir —como respuesta ante tal circunstancia — , especialmente las que podrían considerarse como negativas, trágicas, dolorosas o definitivas.
5. Creen que “lo imposible” es meramente una opinión, no una verdad
Hace varias décadas, Henry Ford dijo: “Tanto si crees que algo es posible, como si crees que algo es imposible, estás en lo cierto”. Mientras que muchos asumimos las cosas como son, otros las ven y se preguntan cómo podrían ser con un espíritu de sana incredulidad —paradójicamente—; y en lugar de aceptar los por qués de una imposibilidad al parecer evidente, se arrojan a actuar para demostrar que aquello es posible.
