El éxito es personal

Habiendo tenido la maravillosa oportunidad de conocer a miles de personas exitosas de diversas maneras en mi carrera como ejecutivo de la industria, he comprobado que la noción de que el éxito es “unitalla” y que debe significar lo mismo para todos es completamente errónea.

No me malentiendas, no hay nada de malo con los autos, las joyas, los viajes y las casas; todas esas cosas nos agradan y nos dan comodidad. El problema es que, desafortunadamente, hemos entendido todo al revés: pensamos que porque una persona posea aquello es exitosa, y si no, no lo es. ¡Error! El éxito frecuentemente se manifiesta en cosas materiales, pero no necesariamente ni solamente así, pues muchas veces una persona sumamente exitosa puede no poseer ni una sola de ellas. Y entonces, ¿cómo puede ser esto posible?

Utilizando como analogía el cine, el verdadero éxito te permite —pero te demanda también— que seas tú el guionista, el productor y el protagonista de la historia de tu vida, y no la de nadie más. Te puedo decir que aquellas personas que disfrutan la vida plenamente y se asumen como personas exitosas, no siempre son partidarios de la definición “unitalla” del éxito que mencioné arriba; en realidad, cada vez son más las personas que se están dando cuenta de que la verdadera noción del éxito tiene manifestaciones diferentes y específicas.

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¿Cuál es el verdadero éxito?

Para mí, hay dos características que se manifiestan invariablemente en las personas realmente exitosas:

  • Certeza: es exitosa aquella persona que está absolutamente segura de que puede influir en su manera de pensar y vivir pase lo que pase a su alrededor.

  • Impacto: es exitosa aquella persona que impacta en otros por medio de sus actos.

Sin importar las manifestaciones materiales específicas del éxito en la vida de cada quien, creo que estos dos parámetros son los que en realidad definen a una persona como “exitosa”.


Las distintas definiciones de éxito

Con todo lo anterior en mente, a continuación, te digo tres sentidos en los que el éxito es personal.

1. No a todos les hace feliz lo mismo

Las cosas que le dan certeza y que hacen feliz a cada persona son tan diferentes como los granos de arena en el mar: ser papá o mamá, un buen esposo o esposa, un empresario con grandes ideas, una persona que se ha ganado el respeto de su comunidad, un nadador con récords impresionantes, un gerente de una importante empresa, etc.

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2. Se necesita de los demás para ser exitoso

El éxito es también personal porque, para lograr cualquier meta —la que nos permite sentirnos “exitosos” —, requerimos de personas en las cuales apoyarnos para conquistarla. Aquí varios ejemplos:

 Un gerente de una empresa

Piensa en el caso de un gerente de un negocio cualquiera con personas a su cargo. Sin duda, su trabajo está regido por metas que cumplir, pero no puede alcanzarlas por sí solo —sin importar qué preparación que tenga—; necesita ayuda de las personas que formen parte de la organización. 

Un nadador

Piensa en lo que podría parecer el éxito individual que no necesita ayuda de nadie: el de un nadador. Aunque en la competencia es él o ella quien se enfrenta individualmente y por su propio esfuerzo a sus rivales, para que pueda ejercer y ampliar sus habilidades de nado —y así ganar—, el nadador requiere también de la ayuda de varias personas; su entrenador, su terapeuta, su nutriólogo… Además, se tiene que medir frente a otras personas — sus competidores— para lograrlo.

Un padre de familia 

¿Y qué hay de un padre de familia, cuyo concepto máximo de éxito en la vida es tener la certeza de que será un buen ejemplo para sus hijos? Para serlo, requiere del apoyo, la guía, los consejos y tal vez el ejemplo de otros padres de familia, amigos, familiares y líderes morales o religiosos que le permitan saber qué cosas lo harán un mejor papá, logrando así su meta.

Como puedes ver, el éxito es efectivamente personal porque cada persona define lo que representa la meta más noble, trascendente o importante a alcanzar para sí mismo, y porque se requieren de otros individuos para alcanzarlo, sin importar si nuestra meta pudiera parecer individual, como el caso del nadador.

Lee también: Una vez que están definidas, ¿cómo empiezas a lograr tus metas?


3. Debemos ayudar para alcanzar el éxito

Finalmente, el éxito es personal porque somos seres sociales. Vivimos en una sociedad, y queramos o no, somos siempre parte de una comunidad — incluso de aquella que conforman los que que no quieren ser parte de una—; por tanto, independientemente de los dos primeros puntos, el éxito es personal porque no lo obtendremos en tanto no hayamos ayudado a otras personas en nuestra sociedad o comunidad a hacer su vida mejor.

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Conclusión

Olvidemos el programa que hemos cargado en nuestro CPU mental y que hemos ejecutado desde siempre, por ejemplo, comprando lo mismo en las tiendas. Este nos hace a todos ovejas del mismo rebaño en la persecución encarnizada, competida y carente de valores para alcanzar el malentendido “logro” de valía en la sociedad. El éxito no tiene que significar el vestir cierta ropa, o manejar un automóvil de tal marca; el genuino puede proporcionar todo eso, pero ¿cuál es la verdadera recompensa del trabajo que has hecho para convertirte en la persona que busca una razón para trascender en la vida?

El éxito no pone al auto ni el yate como como la meta al final del camino, sino como simples afirmaciones que se desprenden del crecimiento personal que has logrado dentro y alrededor de ti. El genuino es realmente gratificante y duradero, y siempre se obtiene con formulación, entendimiento, esfuerzo y logro de nuestras metas personales. Es resultado nuestra necesidad de apoyarnos en personas, pero también de apoyar a otros durante nuestro trayecto. Al final, acabaremos siendo mejores que cuando empezamos. Eso es el éxito.

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