¿Qué hacer cuando estar motivado no es suficiente para triunfar?

La motivación implica algo exterior para moverte; la inspiración es una energía interna que te mantiene continuamente en movimiento.
Adrienne Duffy


Durante todo este tiempo en el mundo de las ventas, he sido testigo y partícipe de la motivación que se gesta a partir de estímulos como libros, conferencias e historias de vida —muchas veces contadas en eventos comerciales—, los cuales generan emociones en las personas por un breve lapso de tiempo, para luego atestiguar también cómo esa motivación, cuando no es adicionada, se esfuma.

Adicionalmente, muchos consideran que la “gente motivada” vive en un mundo color de rosa inmersa en un fanatismo optimista o desconectada de la realidad. Muchos otros consideramos que la motivación es un factor esencial del éxito y la felicidad en nuestras vidas, pero en la misma medida pensamos que es algo escurridizo y difícil de lograr.

En mi opinión, esto tiene que ver con el hecho de que no hemos sabido distinguir la naturaleza y alcance de la motivación, ni tampoco discernir la diferencia crucial entre motivación e inspiración.

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¿Por qué nunca alcanza con estar motivado?

A continuación, te comparto cuatro razones por las cuales la motivación por sí sola nunca será suficiente a largo plazo para triunfar:

  1. Debemos aclarar que la motivación es una conducta, y como tal, puede ser aprendida —irónicamente, a costa de desaprender algunas otras—. Por otro lado, la motivación es algo que se genera a partir de un estímulo externo, mientras que la inspiración, en un nivel superior, es algo —como veremos más adelante— personal e introspectivo.


  2. La motivación no es suficiente, e incluso la raíz etimológica de “motivar” —mover algo, en este caso, a nosotros mismos— nos dice que se requiere un estímulo temporal —por ejemplo, un bono económico que se obtiene al alcanzar una meta en tu trabajo—; pero, una vez alcanzado el objetivo, el estímulo para movernos hacia delante desaparece.


  3. La motivación es insuficiente para lograr grandes metas porque es de carácter transaccional: estamos motivados a hacer “x” siempre y cuando exista “y” —una circunstancia o una persona—, lo que supone en el fondo una perspectiva economicista y racional que deja de lado el poder y los efectos de nuestra constitución emocional.


  4. Sabiendo que la motivación implica estímulos externos, que es temporal y fugaz, y que se basa solamente en “una razón para estar motivado”, me parece que estamos en presencia de la reivindicación de la inspiración, una sensación interna y autónoma que nos dota de combustible para ser consistentes, disciplinados y perseverantes.

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Lee también: Cinco características que tus acciones deben tener para cumplir tus metas

¿Qué más se necesita?

El autor Simon Sinek refiere que, para ser exitosa, toda cultura, creencia o estrategia, tanto colectiva —empresas o equipos— como individual —personas o individuos—, requiere empezar con los siguientes elementos:

  • Claridad: ¿qué se desea esencialmente en la vida?, ¿cuál es nuestra “razón esencial” para hacer o no algo?  
  • Disciplina: ¿cómo hacer las cosas? Entender que hay un precio y pagarlo —sin saberlo, todos los hacemos con nuestra apatía—.
  • Qué hacer: el mundo de la acción; el final del trayecto y donde se gana la batalla de los resultados.

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Efectivamente, estos elementos posibilitan nuestro triunfo más que la motivación, y corresponden al terreno de la inspiración, que se origina dentro de nosotros; también es atemporal, y se diferencia de la motivación al no perseguir nada, sino atrayendo realidades por medio de un propósito, lo que implica un autoconocimiento tan necesario como a veces complejo y profundo.

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